Sonrisa de Pueblo
Existen hombres inmortales. Seres que no se marchan ni cuando las olas se tragan su cuerpo.
Viven como Camilo. En llamaradas sobre el Océano, con ráfagas de Cien Fuegos para quedarse entre nosotros.
Jornada triste aquella de 1959. Todos los cubanos salieron en busca del Comandante. Del invasor y fundador del Frente Norte de Las Villas. Del Héroe de Yaguajay. Del consejero inseparable de Fidel.
Pero el llanto se mezcló con las saladas aguas que rodean la Isla. Hubo consternación al confirmarse la noticia: «Desapareció».
Al instante resurgió como Señor de la Vanguardia, con sus mil anécdotas en la mochila de los recuerdos. En las montañas resucitó su humor chispeante. Allá donde bien supo fusionar leyendas, arrojo, amistad y audacia de jefe guerrillero.
Durante 49 años, cada 28 de octubre, el mar se convierte en un colorido jardín. Acuden los pioneros junto a sus maestros para llevarle, además de flores, el compromiso de crecer inspirados en su ejemplo. También asisten hombres y mujeres consagrados y dedicados a construir los sueños colectivos. Para hacer viables las aspiraciones que, a pesar de las tormentas, crecen por los esfuerzos cotidianos.
Existen hombres perdurables. Seres que cautivan y motivan al trabajo; que no admiten traiciones y las enfrentan. Como lo hizo Camilo en Camagüey.
Existen hombres inolvidables. Seres de sombrero alón que como penacho de fuego y calma, retornan y traen una sonrisa de pueblo.
3 comentarios
Amparo -
Osmaira -
nesty -
oportuno el articulo dedicado a Camilo
saludos