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Patio Criollísimo

En la Enseñanza Especial se cumplen los sueños de Martí

En la Enseñanza Especial se cumplen los sueños de Martí

«Una escuela es una fragua de espíritus», expresó José Martí. Fieles a este precepto, los claustros de las 23 instituciones dedicadas a la enseñanza especial en Villa Clara, entregan cada día lo mejor de sí en la atención a sus alumnos.

  

En medio de las transformaciones instrumentadas por el Ministerio de Educación (MINED), puede aseverarse cuánto se ha beneficiado en ellas el proceso docente educativo. Sobre todo, porque se protegen las funciones de los especialistas en psicopedagogía y logopedia. Además, las auxiliares pedagógicas se integran al sistema formativo con más protagonismo.

Una experiencia loable se encuentra en el centro Sueños Martianos, del municipio de Santa Clara. Es uno de los ejemplos de cómo se aplican métodos pedagógicos establecidos, a fin de formar en los educandos las habilidades necesarias para su desempeño futuro como adultos.

 

En diálogo con su directora, la máster Teresa López Cervera, conocimos que de los 163 alumnos que integran la matrícula, 50 reciben el servicio ambulatorio.

«Por estar limitados físicamente --explica-- no pueden asistir a la escuela. Por tanto, contamos con 17 docentes dedicadas a impartirle las clases en sus hogares.»

 

Añade que los restantes 113 estudiantes se encuentran distribuidos en aulas de 1o. a 7mo. grados. Para ellos existen 12 maestras a tiempo completo frente a las aulas. Los grupos no exceden la cifra de 13.

  

Como distinción, «Sueños Martianos» posee un aula anexa en Manajanabo, una de las comunidades más alejadas de la capital provincial. «La consideramos multígrado, porque los cinco niños que asisten no poseen el mismo nivel de aprendizaje», argumenta Teresa.

 

Entre el alumnado, también existen infantes residentes en el Yabú, Hatillo, Boquerones o Las Minas. Llama la atención que solo tres viven en el consejo popular Centro, donde se encuentra ubicada la escuela.

 

«Para los que residen tan lejos --opina la directora-- resulta muy difícil cumplir con la puntualidad. Somos comprensibles ante las dificultades del transporte, por eso nos motivamos cuando vemos que se preocupan por llegar a tiempo al matutino. Si alguno no lo logra es recibido con un beso y le decimos: "No te preocupes, lo importante es que has venido para recibir las clases".»

 

Observar el esfuerzo de los educandos por adquirir nuevos conocimientos estimula en gran medida a este colectivo docente. Entre ellos se encuentran, además de las dos logopedas y psicopedagogas, igual número de profesores de computación y de Educación Física, una bibliotecaria, un enfermero y seis instructores de arte. Respecto a estos últimos refiere Teresa:

 

«Es lo mejor que nos ha ocurrido. Contar con profesores en las cuatro manifestaciones artísticas se ha convertido en una fortaleza. Los alumnos se motivan mucho con las actividades culturales. Incluso, hemos logrado extender nuestra participación a la comunidad. Mantenemos vínculos con el proyecto Para una Sonrisa del hospital infantil José Luis Miranda. Una madrina excepcional ha sido la cantante Anet Carranza. Ella multiplica su cariño entre los alumnos, no se trata solo de la música que interpreta. Notamos que se ha sensibilizado con nuestra misión educativa. Siempre asiste con su grupo a los actos de inicio o fin de curso, así como a los matutinos especiales.»

 

¿Y quién puede quedarse inmóvil ante la ternura que se respira dentro de esta escuela? Cierto que constructivamente no cuenta con las mejores condiciones. El techo de tejas muestra huellas de  humedad. El deterioro de la madera en puertas y ventanas habla por sí solo de los años transcurridos desde que el inmueble se convirtió en el primer centro educativo dedicado a la enseñanza especial en Villa Clara.

 

Sin embargo, se aprecia una higiene excelente. A su vez, la decoración con dibujos alegóricos a cuentos infantiles en pasillos y aulas obliga a que el visitante se detenga a observar únicamente las bellezas del lugar.  

 

Cultivadora de rosas blancas   

Mayara, Yoana, Leonardo, Yasniel, Allán, Hansel, Félix y Javier. Son los ocho nombres que aparecen en el registro de asistencia de la maestra Xiomara Perdomo Rodríguez. Se trata del grupo 3o. A, en «Sueños Martianos». O mejor aún, los discípulos del aula La Rosa Blanca.

 

«La escuela tiene establecido --expone Xiomara-- que cada aula se nombre con una obra de José Martí. He transitado con estos alumnos desde el primer grado. Luego del diagnóstico me percaté de algunas carencias en su comportamiento. Consideré necesario incentivar en ellos valores éticos y morales como la sinceridad y la amistad. De ahí que eligiera ese poema de los Versos Sencillos para identificarlos.»

 

Con 32 años de experiencia en la educación especial, para esta pedagoga no existe fórmula mejor que cultivar con pureza los sentimientos humanos. Sostiene el criterio de que un elemento fundamental radica en el vínculo con la familia. Al respecto dice:

 

«Por lo general, los padres también estudiaron en escuelas de este tipo. Constituye una razón esencial para estrechar las relaciones con el medio en que viven los educandos. En ocasiones resulta complejo, pero no imposible. Si le imprimimos todo el amor y las horas necesarias, cumpliremos nuestro objetivo de que los alumnos culminen sus estudios con los conocimientos necesarios para integrarse a la vida social.»

 

Con voz tierna,  Xiomara requirió a uno de los pequeños mientras transcurría la entrevista. Cada uno estaba concentrado en el ejercicio de redactar oraciones con palabras del habla común. Al fondo del aula se encontraba Arelis Ríos Boza, la auxiliar pedagógica encargada de controlar la disciplina y la realización de las tareas cuando la maestra se dedica a la preparación metodológica.

 

Minutos antes de retirarnos, avisaron de que era la hora de almorzar. Habían transcurrido casi tres horas desde nuestra llegada a la escuela. Resultó tan grata la estancia que ni siquiera miramos el reloj. Valió más observar ciertos detalles reveladores de cómo, ante las inevitables dificultades cognitivas con que algunos  infantes llegan al mundo, se impone el sacrificio y la dedicación de quienes aman su profesión.

 

Son escuelas donde la enseñanza prepara a cada educando para la vida, y fructifica en ellos la obra de la paciencia y la bondad. Tal como lo soñó Martí.

 

2 comentarios

Osmaira -

Creo que usted habla de una isla desconocida.

Felix Monrabal -

Seniora usted no se ha enterado que en todas las escuelas de la isla carcel ,a los muchachos se los esta'n llevando a salas de emergencia por desmayos producto de el hambre y la miseria absoluta en que viven producto de la tirania que los oprime por ya 5 decadas,despierte que la caida de su sueno socialista va a ser fuerte.