Cosas de Cubanos
«¡Qué país más bello tenés! Ver la hermosura de la isla, la calidad humana de su gente, es impactante». Le escuché decir a una visitante española.
Como todo foráneo reconocía que Cuba es única. Breves anécdotas compartidas con la turista corroboran por qué los nacidos aquí somos seres diferentes. No tenemos quien nos iguale en el planeta.
No es que el apego a lo nacional nos ciegue. Tenemos escollos bien difíciles que enfrentar. Y los venceremos con autenticidad, sin injerencia de nadie.
Parecerá paradójico, pero justo ahí radica nuestra distinción. Somos capaces de reírnos hasta de los males que nos aquejan. Jacarandosos, incluso, cuando está a punto de pasar un huracán por algún lugar del Archipiélago. En momentos tan tensos, no han faltado quienes, montan una mesa de dominó. Lo que no significa dejar de escuchar los partes meteorológicos.
Así somos. ¿Quién puede negarlo? Por eso, para la visitante resultó incomprensible la emigración desde Cuba hacia los Estados Unidos, u otros países del orbe.
A veces, en el andar cotidiano ni para nosotros es fácil reconocer cuántos valores atesoramos los cubanos. Lo medité al escuchar las palabras de la visitante europea.
¿Qué razones tenemos para magullarnos unos a otros cuando vamos los domingos al mercado? O al ver un auto estatal vacío, de tránsito frente a quienes esperan un medio de transporte para llegar a su casa o el trabajo.
Son cuestiones que lamentamos, como la indolencia de los tan criticados carretoneros. Y precisamente en ese pequeño grupo de ocho pasajeros se vive uno de los gestos que más identifica al cubano: la solidaridad. No pocas veces, el cochero carece de cambio para un billete de cinco o diez pesos. Ante la alternativa de que el pasajero se baje, siempre aparece otro que le ofrece el peso requerido para proseguir su viaje. En otras ocasiones, durante el trayecto se participa de los más enjundiosos debates, dignos de un núcleo del Partido o Comité de base de la Juventud.
También ocurre en la cola de la bodega o en los hospitales cuando se espera la atención del especialista. Son exclusividades de los cubanos. Bien lo dice el reconocido trovador Pablo Milanés, quien recorre la isla por estos días: «Con todas esas cosas, tan bellas, tan hermosas, yo me quedo».
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