Dos hombres en un pie... y MAS
No existe talento tan espontáneo como el de los niños. El dibujo que acompaña este texto lo evidencia. Quien bien lo observe y lea las líneas siguientes comprenderá cuánta sabiduría existe en la ingenuidad infantil. Algunos coincidirán en que únicamente nuestros pequeños son capaces de decir cosas indescifrables para muchos adultos.
Hace unos meses recibí este regalo de mi hija. «¿Qué quieres decir aquí?», inquirí en el acto. Pero ella, desde sus diez años de edad, solo supo responder: «Eso, mamita, dos hombres en un pie».
Ambas sonreímos, y le di un beso para no cohibirle su inspiración, pues aún no sé si será, concertista (ahora estudia fagot), poeta (a veces escribe versos para mí) o… ¿loca? (bueno se conocen obras maestras salidas del delirio de sus autores y pienso en Vincent Vang Gogh, por ejemplo)
Desde entonces lo llevo entre mis papeles y como si las dudas comenzaran a abrumarme comencé a enseñárselo a varios amigos, colegas y vecinos.
En resumen, según opina Adalberto Linares, reconocido caricaturista cubano del semanario Melaíto, «la muchachita tiene ingenio». Para él la imagen es sugerente, en principio, por las diversas lecturas que provoca. Unas muy serias, otras más jocosas. Estas últimas las dejaré en la agenda, pues lo predominante consistió en asociarlo al tema de la amistad.
«Parecen dos buenos socios», comentó una colega. «Simboliza la unidad», añadió otro. «Dice hombres, así que se refiere a la especie humana. Creo que puede ser la unión matrimonial», se sumó un tercero en defensa del amor en la pareja.
Mentiría si negara que la experiencia de compartir la creación de mi primogénita elevó el ego maternal. Y por seguir las riendas de la verdad les confieso que lo más sorprendente consistió en comprobar cuánto inciden los mensajes televisivos en la mente de los niños. Tan cerca tenía la respuesta que casi el león me come.
Bastó con encontrarme a una profesora de psicología y hacerle la anécdota para verificar lo que sospechaba.
«Ponles el nombre de los primeros hombres que te vengan a la mente y verás qué interpretó tu niña del mundo que la rodea», recetó con precisión.
Chávez y Fidel. Claro, la «autorita» no se lo propuso explícitamente. Pero sin dudas desde el subconsciente leyó las imágenes más recientes en los noticieros y periódicos. En las noticias donde ambos estadistas aparecen unidos por las mismas ideas (ese supuesto pie de apoyo mutuo).
Recuerdo que Beatriz me trajo el dibujo a finales de diciembre del 2005, casi a punto de culminar el año de la Alternativa Bolivariana para Las Américas (ALBA) en Cuba.
Coincidentemente, cuatro meses después —a un año exacto de firmarse el convenio que sepultó al ALCA—, el pasado 29 de abril, con el acostumbrado afán de registrarme el portafolio en busca de lapiceros, ella encontró el dibujo de marras. Lo vio doblado como reliquia personal entre las páginas de mi agenda.
Menuda sorpresa se llevó al reencontrarlo. «Ya no lo recordaba», expresó sonriente como aquel momento de obsequiármelo. Mientras lo abría le comenté todo el recorrido que ustedes han leído.
Mayor asombro experimenté ante su carita pensativa y una respuesta dicha a boca de jarro: «Verdad, pudo ser así, mamita, pero nadie tiene un solo pie».
Tremendo «pie forzado», dirían los decimistas cubanos. Sobre todo al ver por esos días la propuesta del presidente boliviano Evo Morales, de los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP). Revoloteando entre informes y anotaciones tropiezo a cada rato con el sugerente dibujito que aquí les muestro. ¿Será que debo hacer pública su historia? La pregunta también se tropieza en mi mente desde hace meses con las ideas expuestas ahora. Ha competido en tiempo y espacio con mis responsabilidades profesionales y el deseo de compartir tales experiencias maternales con ustedes, asiduos lectores de Insurgente, a quienes solicito comprender que el único propósito consiste en comentarles la espontaneidad de los niños cubanos en la lectura de su entorno, del espíritu de fraternidad y cooperación que hoy se expande por Latinoamérica. Entonces, muchos coincidirán en que Dos hombres en un pie, puede ser pura metáfora, pero cuando se suma el MAS, el mensaje queda claro: en dos, tres, cuatro, cinco, infinitos pies, muy bien podemos realizar un exitoso Movimiento Al Socialismo.
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