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Patio Criollísimo

«Llevo su Brazo en mi Hombro»

«Llevo su Brazo en mi Hombro»

Los nervios traicionaron a Rosa Roche Pérez durante los breves minutos en que permaneció delante de Fidel, aquel 19 de agosto de 1975. Para nada le sirvieron las incontables horas de ensayo previo al recibimiento. Bien sabía ella qué hacer cuando el Comandante entrara a la biblioteca escolar pero según rememora:

 

«Habíamos culminado el curso 1974-1975 y disfrutábamos de las vacaciones. Pero nos avisaron de que se esperaba la presencia de Fidel, junto al presidente de México, Luis Echeverría, en nuestra escuela. Nos movilizamos de inmediato para embellecer el centro.

 

«Yo era profesora de Literatura y Español, pero como militante de la Juventud me asignaron la responsabilidad de acondicionar la biblioteca y recibirlo allí.

 

«En cuanto apareció, cerca de las cuatro de la tarde, comencé a temblar. Me perturbé tanto que, cuando le abrí el libro con láminas del museo del Hermitage, me equivoqué de página. Le hablaba de cosas que no guardaban relación con las imágenes que le mostraba. Entre risas dijo: “Pero yo no veo nada”, luego me dio la mano y pasó el brazo por encima diciéndome: “¡Vamos, ánimo! No hay que ponerse nerviosa”.

 

«Desde ese día Fidel es mi desvelo, un guía, el maestro. Sus palabras me dieron una fuerza tremenda. Y todavía la mantengo. Ante alguna posible flaqueza imagino que llevo su brazo en mi hombro. Pienso mucho en él. No conozco el descanso. Ya cumplí la edad de la jubilación, pero  permanezco vinculada a la docencia. Durante 34 años sólo he laborado aquí. En estos momentos me desenvuelvo como bibliotecaria, curso la maestría en Educación, imparto clases de Psicología y adquiero habilidades en el uso de las nuevas tecnologías para cuando comencemos a ofrecer servicio virtual.

 «Trabajaré mientras posea salud física y mental. Ahora mucho más entusiasmada con el nuevo proyecto de formar informáticos. Una magnífica idea de nuestro querido Comandante.» 

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