Uno, Dos y Tres... ¡La Vida!
UNO: En aritmética es el primero con verdadero valor; en la vida, el único que no vale nada. En el universo numérico campea por su respeto; sin él no existen sumas ni restas. En cambio, entre los humanos cualquiera puede prescindir de uno.
Si bien en el mundo matemático el 1 goza de gran privilegio por encabezar cualquier tipo de enumeración, no es menos cierto que para la convivencia social pocas veces resulta ventajoso ser iniciadores de algo.
Y es que a pocos les agrada la idea de convertirse en Conejillos de Indias. No obstante, siempre aparece al menos uno con el gusto de sobresalir en el grupo. Ese es el que prefiere multiplicarse o dividirse por sí mismo, para no variar el resultado de su persona.
Los menos perspicaces se restan su propio valor, a tal punto que incluso llegan a anularse. Sobre todo, cuando se aferran a la equivalencia unitaria.
Afortunadamente, la mayoría de las personas de este planeta cree que uno debe estar acompañado de otro semejante, e incrementar la unidad siempre que sea posible.
DOS:En aritmética es 1 + 1; en la vida, pareja. En el mundo de los números representa el múltiplo más equitativo, y en el de los humanos debe ser la unión perfecta.
Mas, los dígitos de la suma son exactamente iguales; en cambio, la humanidad aún se cuestiona por qué entre la mujer y el hombre existen tantas diferencias.
Y es que, si bien en las matemáticas casi todas las operaciones con el 2 resultan fáciles de entender, para los seres pensantes lo más complejo es congeniar con un individuo del sexo contrario.
Las causas, hasta donde he podido indagar, están en que la mayoría de las personas no saben llevar a la práctica las bondades del cálculo con la segunda cifra de la regla numérica.
Por el contrario, a la hora de aliarse a alguien no la consideran su otra mitad, sino se limitan a ver la relación con doble sentido, y por si fuera poco, únicamente observan el rumbo negativo.
Qué distinto fuera si en vez de dividir y restar, sumaran y multiplicaran.
Aunque se deben tener ciertos cuidados para evitar un resultado nulo.
Por ejemplo, los sumandos no pueden incrementarse por su propia cuenta. Lo justo es cumplir con un teorema tan antiguo como el del sucesor aritmético. En este caso, no lo dude, el número ascendente al 2 siempre será el 3, y su múltiplo más próximo el 4. En la vida ambos cómputos solo pueden ser familia.
TRES: En aritmética aparece después de sumar 2 + 1; en la vida, cuando la pareja decide conformar una familia. Para el universo matemático significa la disparidad en extremo, mientras que para los humanos, según sea el caso, puede considerarse dicha o fracaso.
Y es que las operaciones con el tercero de los dígitos nunca son equilibradas. Hallar las soluciones de una ecuación numérica terciaria, por ejemplo, semeja un rompecabezas. Mientras que las del amor han roto más de un corazón.
Lo más atinado siempre ha sido atribuirle al tres el don de la suerte y... al que le tocó, le tocó. Les aseguro que hasta en matemáticas funciona. Póngase a resolver una integral triple, y me dará la razón si,cuando se encuentre próximo a dilucidar la respuesta, no dé pie con bola. Entonces, decidirá jugársela en un tin Marín de dos pingüé.
Algo muy similar ocurre con varias personas que no son integrales; sin embargo, andan y desandan enredándoles la vida a sus iguales con ese invento de las trilogías amorosas. Lo peor es que para ejercicios de este tipo la solución nunca aparece, ni siquiera contando hasta tres. Por el contrario, el problema se complica más y más hasta llegar a un desenlace, evidentemente, poco equitativo.
Aun cuando las tríadas aparezcan con las mejores intenciones, provocan insatisfacciones. No hay ejemplo más fehaciente que los hijos. Con seguridad, sumar 1 a la pareja de esta manera significa felicidad, mas, cuánto nos cuesta mantenerla...
¡LA VIDA!:Como se vive, se cuenta. Aunque no es cuestión de decidir en un, dos por tres nuestras vivencias. Vivimos tan deprisa que no tenemos chance ni siquiera para saber si la tercera es la vencida porque solo existe una. Por el contrario, si no estamos prestos, la propia vida nos pasa la cuenta.
El importe puede ser tan elevado como la importancia que cada UNO sepa darle a su existencia. A muchos les cuesta demasiado caro por menospreciar a quienes los rodean.
Sin duda, LA VIDA será más llevadera si las penas y glorias se comparten entre DOS. En este caso se recomienda no apresurarse en el proceso de buscar el sucesor, y evitar a toda costa sumar TRES mediante alguna operación ilegítima.
En resumen, UNO nace e intenta convertirse en DOS para que al menos TRES puedan llevar los cálculos necesarios de LA VIDA.
2 comentarios
Supra Skytop -
LAURA LUCIA -
No se si lo pueda colocar en xing, porque hace uno dìas no me permitieron colocar todo el texto. Debes citar al respecto del Número tres en el documento para que yo pueda hablar de ello.
Abrazos.
Enviarè a tu correo de gmail, nuestras conversaciones privadas.