Parlamento cubano siempre con Fidel
Nunca lo imaginé. Aunque sabía que el día iba a llegar –porque nada es eterno–, creía que no sería ahora. No me acostumbraré a la idea; no obstante la acataré poco a poco si definitivamente se convierte en concenso colectivo. A fin de cuentas, para quienes hemos vivido bajo la luz de sus brillantes grados de Comandante en Jefe, él nunca dejará de ser el líder indiscutible de esta Revolución.
Ahora, la perdurabilidad de su liderazgo se reafirma mucho más. Fidel, con la fidelidad inherente a sus principios, anuncia que no aspira ni aceptará el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe. Pero seguirá en el Parlamento y entre sus 614 nuevos diputados seguiremos escuchando de vez en cuando su voz. O mejor todavía, reflexionando a su lado, aunque a partir de ahora, como él mismo apunta vengan con el título «Reflexiones del compañero Fidel».
Consecuente, de principio a fin, en su actuar en correspondencia con las ideas que defiende, Fidel manifiesta la esencia de sus principios éticos al afirmar que su deber elemental « (...) no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir”.
El cacareo de especulaciones en los medios de prensa internacionales se convierte otra vez en tristes ecos de la idea enfermiza de ver cambiar el rumbo de la obra social que construimos los cubanos.
Cuánto se equivocan al interpretar este mensaje como una renuncia. Provienen de mentes estrechas como las del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y ni siquiera vale la pena reiterar alucinaciones sin argumentos.
Cierto, comienza una nueva etapa pero tan democrática como la que hemos transitado durante estos 50 años y con la certeza de que Fidel siempre estará en la primera línea.
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