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Patio Criollísimo

Con los sueños sobre los hombros.

 

Rosa Marina Galves Gómez inició el pasado 1º de septiembre su primer grado. Mientras transcurría el curso y se aproximaba octubre, la niña contaba los días que restaban hasta  que en el almanaque apareciera la octava jornada del segundo mes de clases. Sabía que ese día tendría una mañana agitada.

Según narra su mamá, Daimy Gómez Pérez, durante la víspera Rosa Marina sólo le  hablaba de que para el amanecer el uniforme debía estar bien planchado, que se pondría las medias blancas, los zapatos relucientes y un lazo bien bonito.

¡Había esperado tanto este 8 de octubre! Incluso antes de matricular en la escuela sabía que se trataba de una fecha importante. «Un día como este mataron al Che», dice.

Con palabras precisas, de acuerdo a sus seis años, me cuenta que una vez en la escuela aprendió a entonar mejor las notas de nuestro Himno Nacional. También conoció el lema de los miembros de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM). «Pero yo no podía saludar la bandera durante los matutinos porque todavía no era pionera. Hoy, por fin lo hago como los demás niños de la escuela».

Con su pañoleta azul sobre los hombros, Rosa Marina parece más crecidita. Así la ve su progenitora. Ahora, el atributo pioneril le permite ver realizado un sueño. Ya puede decir junto al resto de sus compañeritos: ¡Pioneros por el comunismo! ¡Seremos como el Che! También crecerán sus anhelos de estudiar hasta convertirse en mujer y contribuir al desarrollo de nuestra sociedad.

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