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Patio Criollísimo

Campanadas de Victorias

Campanadas de Victorias


¡Tummm...!Se despierta la dotación.¡Tummm...tummm...tummm!Salen de los barracones.¡Tummm...tummm...tummm! El toque es de a rebato, ¿se escapó un negro? El amo espera sin enfado.¡Tummm...tummm...tummm! Ya todos están en el batey. El tañido de la campana en «La Demajagua» llamó ala hora acostumbrada, sin embargo, el ritmo era diferente. Esta vez,l aseñal de aviso al resto de los ingenios sobre la presencia de algún cimarrón en la zona, servía para que Carlos Manuel de Céspedes reuniera sus esclavos, y con el grito de Independencia o Muerte, convidarlos a iniciar la guerra por la libertad de la Patria.

Desde aquel sábado, 10 de octubre de 1868,la manigua se convirtió en el escenario donde hombres de distintas clases sociales mezclaron sus fuerzas y organizaron un gobierno mambí. Así, con una composición heterogénea, comenzó a nacer un pueblo digno y rebelde.

El espíritu de lso criollos de aquella época, simbolizado en las personalidades de Céspedes, Agramonte y Maceo, lo heredaron generaciones sucesivas de cubanos, y a lo largo de 130 años, se protagonizó en hechos similares que demostraron la continuidad histórica de la Revolución.

Repiques Fecundos

Una mano agitó con desespero el badajo, y en cada contacto con el metal, repicaron los clamores por un verdadero movimiento revolucionario.

Diez años no bastaron para despojarnos del monopolio español. Divisiones y discordias propias de todo proceso limitaron el triunfo. Con esa experiencia y el predominio de una conciencia patriótica, se juntaron voluntades en la preparación de la Guerra del 95.

A partir de ese momento, las ideas de José Martí, propagadas dentro y fuera de la Isla, incentivaron la fundación del Partido Revolucionario Cubano, que dirigió la gesta liberadora. Al mismo tiempo, advertía a lso países latinoamericanos de lso propósitos imperialistas de intervenir en ellos.

«¿Y qué se puede parecer más a aquella lucha de ideas de entonces que la lucha de ideas de hoy?», decía el Comandante en Jefe Fidel Castro cuando conmemoraba el centenario del levantamiento en «La Demajagua». Sus reflexiones siguen vigentes en estos instantes de batallas tan decisivas como la etapa recuparativa tras el paso de los huracanes Gustav e Ike
por el terrritorio nacional, así como el combate contra el delito y las ilegalidades.

Asimismo, el indiscutible líder de la Revolución Cubana alerta a los pueblos del Tercer Mundo acerca del peligro de la globalización neoliberal.
Por eso, los tañidos de aquella campana, que marcaron el inicio de las guerras por nuestra liberación, se han hecho eco en la historia, y anuncian, en cada repique, las victorias de Cuba en la construcción del Socialismo.

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