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Patio Criollísimo

Presente en mis Pupilas

Presente en mis Pupilas

Cuánto me gustaría acariciar su frente, y dejar en ella el beso que sujeto en los labios desde la niñez. Cuánto anhelo estar delante de su esbelta figura, y comprobar lo pequeña que soy.

 

Cuánto deseo aprisionar sus manos entre las mías para sentir el nerviosismo de la alegría; ese que según sospecho, debe surgir al más mínimo roce de sus dedos.

 

A millones de cubanos nos ocurre lo mismo, cuando agosto le trae una flor nueva flor. Ahora que  nace la número 81, nuestros padres dicen que en verdad usted está entero.

 

Los más jóvenes también percibimos el vigor con que enfrenta el cansancio, y la fragancia que deja a su paso, l

uego de largas jornadas de inagotable labor. Y nuestros hijos comienzan a verlo como la fuente donde se aprende a triunfar.

Por eso caminamos al compás de sus discursos y reflexiones, identificados con sus frases, y lo seguimos en cada uno de sus recorridos por la Isla y el mundo.

 

Quienes lo han admirado a través de los periódicos, la radio y la televisión, ahora deben estar como yo: añorando un instante para decirle por qué sentimos el privilegio de haberlo conocido siempre y nos reservamos el derecho de creer en su eternidad.

Cierto. Este año tampoco cumpliré el sueño de rozar mi mejilla con su barba de plata. Mas, me reconforta poder escribir las palabras que he callado al paso de los años en que usted ha vivido en mis pupilas. 

 

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