Manual de zonceras digitales
Por Diego Rottman
Tomado del Boletín Mensual de Periodismo.Com
En 1968 Arturo Jauretche publicó el libro "Manual de zonceras argentinas". Allí diseccionaba el pensamiento dominante argentino, basado en frases hechas convertidas en ideología o, mejor, en una ideología sintetizada en estos lugares comunes. Pasan por su análisis zonceras como "civilización o barbarie", "la victoria no da derechos" o "el granero del mundo", entre otros comodines que todavía perduran.
La transmisión de estas ideas comienza con la educación y se prolonga con los medios de comunicación, opina Jauretche. Cuatro décadas más tarde, este mecanismo sigue intacto. Los medios repiten estas consignas y agregan variantes de nuevo cuño. Lo hacen con premeditación o por vagancia, pero también por ignorancia. Quienes consideren este último motivo una ingenuidad, no tienen más que poner la lupa en el modo en el que estos medios, algunos centenarios, piensan sus ediciones digitales.
A quince años de los primeros experimentos, los diarios online conservan una serie de defectos que los hacen poco usables. Navegar por ellos, si no se tiene la costumbre de visitarlos, desorienta a cualquiera. Ni que decir si se pretende encontrar algun contenido antiguo. Registraciones, banners que invaden toda la pantalla, menúes, solapas, íconos, abruman al novato, que nunca está del todo cómodo en ese mar de contenido amontonado.
El punto de encuentro con Jauretche es que todos estos desaguisados obedecen a una serie de ideas sin demasiado fundamento a las que podríamos denominar "zonceras digitales". Suerte de modas que se repiten una y otra vez con nombres diferentes y que los responsables de estos emprendimientos no se cansan de volver a implementar. El periodismo digital, de alta rotación laboral, vuelve a inventar la rueda (pinchada) más o menos cada tres años.
Podcasting, RSS, cloud tag son fetiches adorados por la "tilinguería digital" (para seguir con Jauretche), pero que la mayoría de los lectores ignora y las estadísticas de uso no se cansan de desalentar. Hace una década la panacea fueron el push y el pull o los tickers de noticias. Pero probablemente los nuevos líderes de estos medios no estaban allí para atestiguar estos fracasos.
Pero hay pecados mayores que el engolosinamiento con los chiches en boga: la banalización del contenido, la adoración del último momento, el periodismo ciudadano, la pauperización laboral y educativa de los periodistas, el seguidismo de lo que quiere el lector y de las estadísticas, el traspaso del medio impreso al soporte digital, la endogamia y la falta de ética periodística ponen a este "periodismo del futuro" en terapia intensiva.
Zonceras que, como las que recopiló Jauretche, se cometen adrede, por snobismo o por costumbre, pero en las que es necesario detenerse para mejorar el oficio de informar. De todas ellas nos iremos ocupando en próximas entregas.
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Osmaira -
Lord Voldemort. -