La Habana Bajo mis Pies
Desandar por la urbe habanera deviene privilegio divino. Como cubana orgullosa de su capital, a penas me siento los talones después de este primer domingo de abril yendo Rampa arriba y Rampa abajo.
El emblemático Coppelia me develó una vez más que las familias capitalinas todavía prefieren este día para congregarse y, tras varias horas de espera en la extensa cola, saborear las bolas de helado.
Otra estancia similar se auguraba frente al cine Yara, donde la exhibición de Ciudad en Rojo de la documentalista Rebeca Chávez. También se disfruta a plenitud las muestras de la 10ª Bienal de La Habana presentes en el Pabellón Cuba. Y aunque se aproxima un frente frío, en esta tarde he caminado bañada por un sol que raja las piedras. Motivo razonable para bajar hasta el Malecón.
Ya no son los mismos tiempos de mi infancia, pero de igual modo percibo nuevos atractivos en esta cubanísima ciudad, más coqueta y seductora. No venía hasta la Habana, desde hace más de un año. Por acá estoy ahora, para participar en el diplomado internacional sobre América Latina, que convoca el Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
No lo duden. Durante estas tres semanas de estancia tendré cada día a la Habana bajo mis pies.
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