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Patio Criollísimo

Educadores en Tiempo de Vacaciones

Educadores en Tiempo de Vacaciones

El curso escolar culminó tardío. La segunda convocatoria para los exámenes de ingreso a la educación superior provocó que la mayoría de los educadores comenzaran su período vacacional en agosto, como nunca antes.

No obstante, como es habitual, la Dirección Provincial de Educación en Villa Clara, de conjunto con las secciones sindicales y el apoyo de los gobiernos en cada municipio, garantiza opciones recreativas para quienes durante el período de clases 2009-2010 entregaron lo mejor de sí dentro del aula.

Tardes refrescantes, noches cubanas, viajes a las playas del territorio o provincias cercanas, y diversas actividades en las respectivas Casas del Educador aparecen entre las ofertas programadas por el puesto de mando del verano de un sector que bien merece ser reconocido durante su etapa de descanso.

«Tal vez los recursos no alcancen para complacer a todos --aclara Arturo Tito Durán Claro, al frente del plan vacacional de los educadores--, pues la cifra de trabajadores es muy amplia. Sin embargo, hemos priorizado a los vanguardias y destacados de cada centro.»

De manera especial, añade, se efectúan actividades recreativas con los infantes que se encuentran en las Casas de Niños sin Amparo Familiar. En el empeño han participado las instituciones culturales y deportivas de cada localidad. Asimismo, han contado con ofertas gastronómicas para proporcionar una estancia feliz en estos días de intenso calor.

Veraneando en Sagua la Grande

Entre los 13 municipios villacla­reños, Sagua la Grande se destaca por la sistematicidad y el rigor orga­nizativo de las iniciativas para que sus educadores disfruten a plenitud el período estival. Escuchar de tantas bondades parecía increíble. ¿Cómo, en medio de las limitaciones de recursos, podrán asegurar una recreación de excelencia?

Con tal interrogante llegamos a la Villa del Undoso. Maritza Estrada Romero, la directora municipal de Educación, no dudó en dedicarnos unas horas de apretado tiempo. La encontramos in­mersa en los preparativos del venidero curso escolar; mas, de entre los papeles disponibles encima del buró extrajo una carpeta con los datos precisos:

«Nuestra plantilla asciende a  2 mil 103 trabajadores. De ellos, mil 759 son docentes. Pero a la hora de estimularlos no hay distinciones. En general, lo que más agradecen es que pueden compartir junto a sus familiares», explicó.

—¿Cuáles han sido las ofertas?

—Semanalmente se realizan viajes a Ganuza y El Salto; la proximidad geográfica al litoral norte nos facilita utilizar de forma racional el combustible asignado para estos fines. Contamos con una excursión muy atractiva a Santa Clara, que incluye visitar el Memorial del Che y el parque zoológico Camilo Cienfuegos.

—¿Cuántos se han beneficiado hasta la fecha?

—Podemos decir que cerca del 85 % de los educadores y personal de apoyo a la docencia ha podido contar con una u otra variante recreativa. Súmele las ferias agro­pe­cuarias y ventas de ropa reciclada con buena aceptación. Además, reconocimos de forma especial a los profesores vinculados a los repasos de los edu­can­dos que se presentaron a los exámenes de ingreso a la educación superior.

Una casa de alegrías

«El techo de la entrada y la sala principal se desplomó una noche tras un torrencial aguacero», nos cuenta José Díaz Gil, administrador de la Casa del Educador en Sagua la Grande. Sin embargo, Perejil, como lo nombran cariñosamente, no refleja tristeza alguna en su rostro. A las claras se ve que es de esos hombres que superan todos los obstáculos, a fin de cumplir con su deber. En este caso, complacer a profesores, maestros, auxiliares pedagógicas, bibliotecarios y cuantas personas acuden a compartir una tarde refrescante, en Colón no. 146, entre Libertadores y Clara Barto.
   
Allí hay alegría. Mientras esperan por el almuerzo, degustan junto a esposos, hijos, nietos o nueras una sabrosa cerveza. «La pagamos a diez pesos, pero está bien fría», apunta Leonor Ladrón de Guevara Blanco, la secretaria de la sección sindical de la sede universitaria pedagógica 9 de Abril.

El centro resultó entre los más destacados del municipio y por ello fueron mere-cedores de esa opción recreativa. Como la más jaranera resalta María de los Ángeles Pino Rodríguez. Entre sus manos trajo el libro Yo he visto un cangrejo arando, del folclorista villa-clareño René Batista Moreno.

«Quise compartir con mis compañeros el buen humor de los versos de René. Soy una mujer de campo, con 40 años de experiencia en la docencia. Siempre me ha gustado amenizar las actividades de la escuela. Ahora estamos de vacaciones, pero la  lectura no nos puede faltar nunca», opina.   

Perejil activa el equipo de música. Baladas y boleros acompañan las charlas y más de uno comienza a bailar cuando la grabadora invita a un casino. Nadie tiene tiempo para observar que las estructuras de acero y las planchas de fibro­ce­mento ya se encuentran allí para reparar el techo.

Villas en Isabela

Destinar las instituciones escolares a villas de verano es una tradición en Isabela de Sagua. Esta vez fueron habilitados la escuela primaria para ocho familias, el círculo infantil (cuatro) y la secundaria básica (dos).

En cada centro se mantiene la guardia obrera para garantizar el cuidado de los equipos audiovisuales y, a su vez, atender las necesidades de los huéspedes. La permanencia es de una semana, a un costo de diez pesos.

«Sabemos de las limitaciones económicas de nuestro sector y que resulta imposible garantizar el avituallamiento. Venimos conscientes de que debemos crear nuestras propias condiciones para la estancia. Pudimos traer, incluso, ventiladores, televisor y refrigerador porque se ajustó el plan de consumo eléctrico», explica Carmen Camacho Rivera, maestra en la escuela Héctor Rodríguez, de Sitiecito.

«Es una manera de disfrutar con la familia --agrega Ezequiel Romero Bello-- y agradecemos el esfuerzo de Educación, pero es poca la oferta gastronómica en el poblado. Hasta aquí llegan muchas personas de varios municipios y lo que se ex­pende apenas alcanza.»

La afluencia de vacacionistas a Isabela se incrementó luego de la rehabilitación de la parrillada aledaña al Caney, deteriorada tras el paso del ciclón Michelle. Gracias al apoyo de empresas del municipio, entre ellas Macún y la Forestal, se rescató y ahora se cuenta con un espacio atractivo, cuya decoración estuvo a cargo de los instructores de arte.

Las noches son amenizadas con artistas de la localidad o música grabada. Según Luis Manuel Carte­lles Ferrer, existe gran aceptación por parte del público joven y de quienes prefieren disfrutar de una playa pequeña, pero limpia.

«Tenemos clientes asiduos con predilección por los platos elaborados con mariscos. En específico, el Costa Norte, de gran demanda.»

Todo esfuerzo por estimular a los educadores siempre será válido. Con ese criterio nos retiramos de Sagua la Grande. No sin antes sugerir que debe primar invariablemente la voluntad por mejorar cada vez más las ofertas en su tiempo de imprescindible ocio.

1 comentario

Jordan 5 -

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