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Patio Criollísimo

Tiempos Vivos en el Batey

Tiempos Vivos en el Batey

Fotos: Manuel de Feria García

El Complejo Agroindustrial Azucarero (CAI) Osvaldo Herrera detuvo su maquinaria a finales de la década de los noventa. Terminaba la zafra número 36, después del triunfo de la Revolución. Por última vez se vio el humo de la chimenea. Muda quedó la sirena conque se despertaban hombres, mujeres y niños. ¿Cómo marcar entonces el inicio y fin de las rutinas diarias?

No significó retornar al tiempo muerto. Olvidados estaban por siempre los meses de improductividad que mediaron entre cada contienda, durante los años precedentes a la victoria del 1º de Enero de 1959. En verdad, la producción de caña continuó con destino a los CAI Efraín Alfonso y 10 de Octubre. Por eso los azucareros del «Osvaldo Herrera», creyeron que algún día procesarían otra vez la dulce gramínea. Mas, en el 2000 desaparecieron todas las esperanzas.

La máxima dirección del país dispuso reducir el número de CAI y atribuirles una función social diferente. Comenzó así la tarea Álvaro Reynoso, dedicada a la superación de los trabajadores. A la par, se asumió la producción de alimentos como actividad económica principal por lo cual se asumió el nombre de Granja Agroindustrial.

De tal modo aparecieron otras dinámicas cotidianas. Cierto que al principio existió desconsuelo. No obstante, primó voluntad y unidad. Juntos, como una gran familia, los habitantes del batey entrelazaron sueños e impulsaron empeños comunes.

 

 

ANHELOS CUMPLIDOS

 Nueve meses atrás, el trayecto desde San Juan de los Yeras hasta el consejo popular Osvaldo Herrera, era un intransitable terraplén. Sobre todo en días de lluvia. Durante años, mejorar esa vía constituyó un reclamo permanente en las rendiciones de cuenta del delegado del Poder Popular.


Para satisfacción de todos, los siete kilómetros de camino fueron asfaltados recientemente. La obra, ejecutada por la brigada provincial de Mantenimiento Vial posee una calidad similar a las principales carreteras de la provincia. «Ahora solo resta contar con mayor afluencia de transporte público», opinan los pobladores.


Y es que de esa manera también se facilitaría que los especialistas de Salud lleguen a tiempo a ofrecer sus demandadas atenciones.


«Vengo dos veces al mes y lo hago casi siempre en botella desde Esperanza. No es fácil llegar», refirió la ginecóloga Nilda María Escobar Cabrera.


La doctora siempre agradece la amabilidad conque los choferes se detienen para recogerla. Una vez en el batey no tiene hora fija para retirarse porque como bien explicó: «Depende de cuántas mujeres asistan a la consulta. Mientras quede una, no puedo irme».


Otra de las solicitudes reiteradas por los habitantes consiste en la presencia puntual y diaria de un médico general integral. Con tales fines existe una vivienda acondicionada por la dirección municipal de Salud. De ese modo se evitan las molestias de la transportación diaria.


Para tranquilidad de los habitantes, durante la visita de Vanguardia, el doctor Yosdán Surí García aseguró que habitará dicha casa por tiempo indefinido. «Residir en la comunidad y realizar aquí mi servicio social posibilitará atender a un mayor número de personas», afirmó.

 

 

PAN DE VERDAD

Otro anhelo en el «Osvaldo Herrera» era consumir un pan de mayor calidad. Por traerse de San Juan de los Yeras, en sacos y carretón, el producto nunca llegaba a la hora adecuada. Súmese que pocas veces resultaba fácil masticarlo.

«Podía ser cuadrado, triangular, aplastado y duro pero jamás redondo, suave y fresco», comentó Aidé Rosales Trimiño mientras adquiría la cuota diaria en la panadería recién inaugurada.

Sin duda, la mayor satisfacción colectiva apunta al hecho de contar con este establecimiento, pues como añadió ella: «Ahora el pan es de verdad y se compra a tiempo para el desayuno y la merienda de los muchachos».

En el local donde existía un centro de elaboración, fueron creadas las condiciones indispensables para producir todos los días mil 600 unidades con destino a la población. Otras 578 se distribuyen entre los organismos y 81 a la merienda escolar de la secundaria básica.

Odanys Alonso Arbolaes, maestro panadero,  explicó que cuentan con un horno eléctrico tradicional y otro de leña, cuyo uso alternan para contribuir al ahorro energético. Asimismo, laboran de 1:00 p.m. a 9:00 p.m., a fin de garantizar la venta desde las primeras horas de la mañana.

 

 

POR PRIMERA VEZ  

Quien llegue a este batey en busca de Publio Osmedo González Morales, requerirá tiempo para encontrarlo. Mas, con solo nombrar a Memo, al instante identificarán al presidente del consejo popular. Nadie sabe a qué se debe el apodo. En cambio, todos coinciden en que Memoriza todos los planteamientos y no descansa hasta ver cada problema con la solución adecuada.        

Durante 42 años —25 de ellos como delegado—, ha desempeñado gestiones gubernamentales en el nivel más cercano al pueblo. Con ahínco contribuyó a que no decayeran los ánimos cuando el ingenio, fundado en 1847, quedó en silencio para siempre.

«También me entristecí con la noticia. Costaba trabajo creer que se lo llevarían todo. Pero no podía trasmitírselo a los electores. Tenía el deber de alentarlos. Les pedí confianza en que todo iría bien».

— ¿Y mejoraron? 

— ¡Claro! Principalmente en la unidad de acción. Aquí todo
marcha en coordinación con el gobierno, la dirección de la Granja Agroindustrial y el Partido. A partir de ahí, definimos prioridades para que, en la medida de lo posible, los 2 mil 24 habitantes de la zona reciban las atenciones que merecen.


— Además de la panadería y el consultorio, ¿cuáles servicios surgieron por primera vez? 


— Siempre existió el deseo de contar con una secundaria básica. Ya la tenemos y se encuentra en su segundo curso. También se construyó la funeraria y contamos con un sillón estomatológico. Próximamente, la empresa de telecomunicaciones (ETECSA) pondrá en funcionamiento una planta telefónica que trasladará el tráfico de llamadas a la central de Ranchuelo, pues ahora estamos enlazados con Santa Clara. El cambio permitirá mayores facilidades en la comunicación. Además, habilitará 24 capacidades. Dos de ellas para teléfonos públicos y el mayor por ciento para favorecer entidades estatales carentes de teléfonos. 


— ¿Qué les falta?        

— Todavía estamos insatisfechos con las opciones recreativas. En los meses de verano logramos activar una comisión con ese objetivo y se realizaron diversas actividades. No obstante, hace falta ser sistemáticos. La sala de televisión, por ejemplo, no funciona por rotura del equipo. Existe la venta de cerveza dispensada y la gastronomía cuenta son ofertas variadas. Pero eso no es todo, aspiramos contar con mayor promoción cultural.

 

 

RESPALDO ALIMENTARIO    


De sus 970 hectáreas de tierra, la Granja Osvaldo Herrera destina  200 para cultivos varios. Asimismo posee un huerto, un centro porcino reproductor más dos organopónicos. Estos últimos son de  referencia nacional y fueron los primeros del MINAZ en alcanzar esa condición.


Según afirma Rodolfo Pérez Iglesias, el administrador, la entidad agrícola cumple, mensualmente, con el 80% de entrega de sus producciones a Acopio. El resto se distribuye entre las demandas de la industria y la obtención de semillas.


Yuca, plátano, malanga y boniato constituyen los principales alimentos a cosechar. Pocas veces escasean en el mercado de la comunidad. El día de la visita de Vanguardia allí también existía calabaza, habichuela y guayaba.


De igual modo, la variedad de ofertas está presente en el menú del comedor obrero. «Se elaboran hasta seis platos diarios —explica Pérez Iglesias— con todo lo que obtenemos de la tierra. No es exclusivo para los trabajadores. Atendemos a los médicos y profesores que no viven en el batey, así como a determinados alumnos de la secundaria cuyas casas están muy lejos de aquí».


Lo interesante radica en que para llegar a tales resultados preparan el terreno con yuntas de bueyes. Hoy cuentan con 22 de propiedad estatal, pero en momentos de elevada productividad han reunido hasta 70, gracias a la cooperación de los campesinos.


Así quedó atrás el alo triste que contaminó el aire cuando desapareció el hollín en la chimenea del CAI Osvaldo Herrera. En su lugar emergió la confluencia de esfuerzos para imponerle otro ritmo al despertar de hombres, mujeres y niños. Afloró la pujanza de un batey donde cada día significa sumatoria de tiempos vivos.

 

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