¿Cómo Nace una Página en un Periódico?
Fotos: Cristyan González Alfonso y Ramón Barreras Valdés
La idea comenzó a rodar durante la habitual reunión de los lunes. Sí, porque como en muchos lugares, aquí en Vanguardia también destinamos esa jornada a la planificación del trabajo de la semana.
De forma colectiva gestamos la propuesta de homenajear en el Día de la Prensa Cubana a quienes durante más de treinta años han permanecido en este medio de comunicación masiva. Bien sea como redactores, fotógrafos, humoristas, diseñadores y correctoras.
Y aunque el espacio se limita a referir el quehacer periodístico de los más experimentados en el ejercicio profesional, no puedo omitir los nombres de otros colegas que también pudieron redactar estas líneas. Me refiero a Ricardo González del Río, Luis Machado Ordext e Idalia Vázquez Zerquera, quienes en ese orden le siguen los pasos a, Raúl Cabrera Cruz, Benito Cuadrado Silva y Mercedes Rodríguez García.
Justo estos tres últimos ofrecen los primeros testimonios para que los lectores comprendan cómo transcurren las rutinas productivas cuando se trata de «parir» una página.
Benito: Nunca me he detenido a pensar cómo surgió la analogía. Pero ahora que lo preguntas, y por mis 37 años en el periodismo coincido en que el acto de redactar —sobre todo si es un reportaje, entrevista o comentario— es comparable con el de dar a luz un nuevo ser humano. Cuando aparece el tema tenemos el embrión. Luego lo hacemos crecer poco a poco. El tiempo lo determina todo, según las habilidades del periodista.
Mercedes: Pero será necesario investigar y recopilar los argumentos posibles antes de sentarnos a escribir. Ahora con el acceso a Internet se agilizan algunas búsquedas. Otras veces tenemos que recurrir a los métodos tradicionales de consulta. Así vamos formando una especie de creatura, digo criatura. Al culminar sentimos un palpitar indescriptible, comparable sólo con el nacimiento de un hijo. Y es aconsejable intercambiar esos «dolores» con otros periodistas para corregir a tiempo posibles deslices. Digamos que también le hacemos un «ultrasonido», basado en opiniones de varios colegas.
Raúl: En ese proceso de gestación debemos poner los cinco sentidos porque a diferencia de otros medios, el periodismo impreso queda para la historia. Si escribimos mal, será como maleducar a un hijo, mientras que hacerlo bien significará lo contrario. Y tampoco pueden faltar las imágenes. De lo contrario la «criatura» nace incompleta.
UN BINOMIO PERFECTO
Raúl, nativo de Lajas, se recupera de una reciente operación de cataratas. Razón por la que se ha distanciado del ejercicio reporteril y aunque insiste en jubilarse, por siempre lo tendremos como miembro de nuestra plantilla. Por eso ofreció sus criterios por vía telefónica y nos recomendó indagar entre los fotorreporteros sobre los vínculos que deben existir con los redactores porque, «son quienes fecundan la obra futura», añadió.
Las respuestas pudieron ser ofrecidas por Ramón Barreras Valdés, José Hernández Mesa —de regreso en el Centro de Documentación—, o Carolina Vilches Monzón. Pero decidimos interrogar al de más permanencia en Vanguardia.
Manuel de Feria: A mi entender, aunque existen imágenes que hablan por sí solas y otras que sólo requieren un breve pie de foto, siempre debe existir una unidad indisoluble entre el redactor y el fotógrafo.
Tiempos atrás era poco común que el periodista realizara texto y fotos a la vez. Hoy es una tendencia que aplaudo. Sobre todo después de participar durante cinco años como Profesor Invitado en la carrera de Periodismo, de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Existen muchos jóvenes recién graduados con interés en ejercer como fotógrafos. Aquí tenemos a Cristyan, Francisnet y algunos estudiantes que durante sus prácticas laborales evidenciaron tener destrezas para la fotografía. Sería muy provechoso que incursionaran en ambas funciones.
SONRISAS EN SERIO
Otra manera de acompañar gráficamente los escritos es la inserción de caricaturas o ilustraciones. Para orgullo nuestro, durante 40 años hemos contado con un distinguido colectivo como el de Melaíto. Sus humoristas, Alfredo Martirena Hernández, Rolando González Reyes (Roland), Adalberto Linares Díaz y Pedro Méndez Suárez no limitan su intelecto creativo a las dulcísimas ediciones de su mensuario.
Ellos también nos hacen reír a través de las ocho páginas de Vanguardia, así como en las de los restantes suplementos El Santaclareño y Manantiales. Por si fuera poco, trascienden mucho más, pues colaboran con otras publicaciones nacionales e internacionales.
El tiempo y el espacio sólo nos permite referir los criterios de su director sobre cómo el humor constituye una manera de hacer periodismo. Sépase que se trata de alguien jaranero por tradición familiar y que se asombra de sí mismo cuando habla en serio.
Pedro: Aunque comencé como corresponsal de Juventud Rebelde en Villa Clara —en 1966—, no sentía motivaciones para ejercer como periodista. Con el tiempo lo agradezco, pues constituyó una vía para que a través del humor incursionara en esta profesión. Me concentro mucho en mi trabajo. Es un ejercicio cotidiano. Tanto que en la actualidad logro entregar tres caricaturas diarias para tres medios diferentes: Vanguardia, Granma y Rebelión (publicación digital). Las acogen con asiduidad por adecuarse a su perfil editorial. Además, son comentarios gráficos sobre temas políticos. Eso me obliga a estar informado de todo lo que acontece en Cuba y el mundo. Disfruto mucho la lectura de periódicos y revistas.
Ahora, al culminar el mandato de George W. Bush creo que los únicos que vamos a extrañarlo somos los humoristas, pues sus burradas nos tributaban varias aristas para trabajar.
No obstante, persisten otras situaciones como la crisis económica, la guerra en Afganistán, el bloqueo norteamericano contra Cuba y una infinidad de aspectos globales.
PASOS IMPRESCINDIBLES
Visto así, tal parece que la «criatura» llegó a los nueve meses. Por lo que se imponen dos pasos imprescindibles: corrección y diseño.
Ambos departamentos se fusionan durante el proceso editorial. Con sus neuronas —tranquilas en extremo para no fallar—, las correctoras Amparo Ballester López, María Elena Díaz Gámez y Oslaida Monteagudo Llanes revisan una y otra vez las pruebas de galera. Entre tanto, Celia Farfán González, Niury Villanueva Pérez y Jorge García Sosa diseñan las correspondientes páginas, las cuales una vez impresas son cotejadas con los textos originales, a fin de garantizar un resultado final impecable.
Oslaida: Se siente mucha satisfacción al salvar un error y a la vez gran vergüenza cuando se nos escapan y son publicados. El momento más difícil para nosotras es cuando nos señalan faltas de ese tipo. Por eso debemos ser lectoras incansables, superarnos constantemente porque no somos solo defensoras del idioma, sino también del contenido. Detectamos erratas y al mismo tiempo rectificamos datos históricos, geográficos y de cultura en general. Estas funciones se han humanizado mucho a partir de la informatización de la prensa. Hoy desde la computadora podemos hacer consultas en diccionarios electrónicos disponibles en Internet.
Jorge: ¡Mucho cuidado con las nuevas tecnologías! Ellas no lo hacen todo, constituyen solo una herramienta. Lo advierto porque de mis 34 años como periodista, la mayor parte del tiempo he sido diseñador y un seguidor de la última novedad tecnológica en la comunicación. Pero por muchos adelantos informáticos que existan, estos nunca sustituirán el intelecto humano. ¡Ojalá todos los diseñadores provengan de las escuelas de Periodismo! Así tendrán una visión integral del proceso editorial de un periódico. Que les permita hacer ajustes de títulos, tipografías de letras y posiciones de imágenes según los géneros, temas y perfil de la publicación. En fin, para permanecer involucrado con la dinámica noticiosa hasta el momento final de la tirada en la rotativa.
Y todo acontecerá bajo las miradas rectificadoras de los jefes de información (Yusnel Fleites Martínez), de redacción (Norland Rosendo González) y la subdirectora (Marelys Concepción Díaz). A cada instante nos preguntarán: ¿Cómo va el parto? A lo que responderemos: No se preocupe, «la criatura» está por llegar.
Y llegará con el visto bueno de Arturo Chang León, nuestro director. Entonces habrá nacido una página.
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