4 de abril: En el bregar continuo
La juventud es un período de la vida, un intervalo entre la adolescencia y la adultez. Esa imagen de rebosante orgullo capaz de seducir hasta al más indiferente. Energía, oxígeno para el alma, intensidad emotiva, volcán en erupción .
Los de mi generación somos eternos inconformes. Soñamos posibles e imposibles y actuamos sin temor a equivocarnos. Desafiamos acontecimientos y preguntamos como un niño insaciable. Gente de trabajo que triunfamos ante las vicisitudes y nos conservamos receptivos a lo bello. Somos mayoría en la cuadra, en las fábricas... Asaltamos cines, parques, bibliotecas. Un ejército de luz encargado de que los sueños y esperanzas continúen proa al futuro. Si los que afirman que «la juventud está perdida» supieran de los miles de jóvenes que sostienen el sector de la educación, o del que desafía el frío durante su ardua labor en las costas isabelinas
Entonces, otra cosa pensarían de nosotros. Estamos también entre los que defienden el honor del deporte cubano. Y entre los que pactan una suerte de compromiso consigo mismo, se trazan metas y las cumplen, mientras miran hacia el porvenir pensando en el presente. Realmente los jóvenes somos el horizonte. Representamos la esperanza del cambio y la continuidad de una obra justa y hecha para el bien de todos. Cierto que los tiempos son otros, que hablamos frescamente, pero esta no es razón suficiente para que nos critiquen, nos cataloguen de perdidos o nos juzguen sin argumentos sólidos. Para nosotros la palabra imposible ha sido desterrada del idioma. La arrancada está dada y el presente es nuestro reto. Nuestra brújula apunta hacia el futuro, que vamos conformando con cada paso desde distintas esferas de la sociedad. Inmerso en el quehacer de mi generación, creo que los jóvenes somos --y seguiremos siéndolo siempre-- un buen faro que guía y alumbra hasta lo infinito del camino. Un prisma por donde mirar con transparencia y sentido perspicaz a la sociedad. Por eso, no puede soslayarse el diálogo en pos de las esencias, el desvelo razonable, el juicio oportuno y los criterios convergentes. Detrás de cada reto siempre habrá otro desafío. Allanemos nuestro camino hacia el futuro puliendo las asperezas de nuestro tiempo. Así podremos escribir una historia que inspire y fortalezca el arrojo de nuestra eterna juventud. Sigamos siempre en el pelotón de avanzada, con la pasión que encierra el amor hacia esa leyenda de estudio, trabajo y fusil. (Lázaro Chacón Vázquez, estudiante de la UCP Félix Varela)
«Tal parece que Varela estaba esperando que naciera Martí para morir». La frase sale de los labios de la doctora Selva Dolores Pérez Silva, cada vez que se le acercan pioneros o alumnos de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Félix Varela, interesados en integrar la Cátedra que radica en la casa de altos estudios y que lleva el nombre del insigne presbítero cubano.

«En nuestras demandas contra el imperialismo, cumplimos con el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien en su mensaje al Festival nos exhortó a presentar el tema. La denuncia contra ese flagelo y su expansión militar retumbó en los jardines del Union Building, sede del Gobierno de Sudáfrica. Traemos esa inolvidable vivencia», declaró Yoerkis Sánchez Cuellar, quien además cumplió con la misión de informar lo acontecido en Pretoria a través de Internet.

«En Yibutí, existe un bajo por ciento de electrificación. No es como acá donde en la mayoría de los hogares disfrutan de ese derecho. Mi país está muy atrasado, pocas personas saben lo que es la luz eléctrica y aspiro a contribuir en la instalación del sistema energético que necesitamos».
Desde esa escalinata, el joven estudiante de Derecho,
Mandela. A él y al líder cubano Fidel Castro Ruz, estarán dedicadas las jornadas del Festival. De acuerdo con los principales lineamientos del FMJE, se prevé efectuar un Foro de Solidaridad dedicado al análisis de la situación específica de las distintas regiones de planeta. Asimismo, debatirán sobre las formas de discriminación, racismo y xenofobia como herramienta del imperialismo para dividir a los jóvenes del mundo y, en ese sentido, mantener su dominación sobre ellos.